Años de socavar la imagen del gobierno de Evo Morales, por parte de los políticos de derecha, por la prensa nacional e internacional, por los poderes fácticos que manejan los hilos del mundo, dieron su fruto cuando todos estos actores cerraron filas ante una inminente victoria de Morales en las elecciones de 2019 que conllevaba otros 5 años de un gobierno del pueblo.

Antes de las elecciones ya se venía preparando el golpe de estado difundiendo de forma reiterativa la idea de un fraude electoral por parte de Evo Morales y del MAS-IPSP

Un conclave ilegítimo en la Universidad Católica se atribuyó la voz del pueblo.

Primero, se empezó a difundir información falsa sobre el entonces presidente constitucional Evo Morales, en especial en redes sociales y por la prensa hegemónica, vinculándole con mujeres menores de edad, una situación que nunca se judicializó, porque nunca hubo una denuncia formal, se utilizó este tema por ser muy sensible a toda la población.

Se acentuó la estigmatización al partido de gobierno, a sus militantes y simpatizantes, usando diferentes insultos: “indios”, “masillamas”, “ignorantes”, “salvajes”, etc.

Las encuestas realizadas por medios de comunicación y empresas encuestadoras empezaban a difundir pronósticos de una segunda vuelta e incluso daban como ganador al candidato de la derecha Carlos Mesa.

El día de las elecciones cuando se iban conociendo los resultados y sabiendo que el área rural siempre le dio la victoria a Morales, Carlos Mesa sale a decir que él había ganado las elecciones y luego cuando hubo una falla en el conteo rápido, no oficial, el mismo candidato llamó a tomar las calles asegurando un “fraude monumental”.

Como la coordinación entre los políticos de derecha, los medios de comunicación nacional e internacional, la OEA, la iglesia católica y diplomáticos de varios países había sido planificada, todo salió a pedir de boca y en pocos días llevaron al país a una escalada de violencia que derivó en la renuncia obligada, bajo amenazas, de varias autoridades electas, como el Presidente de diputados, varios alcaldes y alcaldesas del partido de gobierno MAS-IPSP y del Presidente y Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia después de un pedido de las fuerzas Armadas y amotinamiento de la Policía, luego se conoció que fue el padre de Luis Fernando Camacho, quien había transado con los comandantes de las FFAA y de la policía para que retiraran su apoyo al Presidente Morales

Entonces se llevan a cabo reuniones en la Universidad Católica, de un grupo de personajes, que nunca recibieron un voto en las urnas, que pisoteando la Constitución y el Estado de derecho, se adjudicaron la voz del pueblo y maquinaron la más cruel y aberrante de las estrategias para tomar el poder e imponer un sistema político- económico apropiado para recuperar sus privilegios de clase y someter a un país que durante 14 años fue libre, soberano y antiimperialista, nuevamente a los designios de los EEUU y de las transnacionales que tenían previsto apropiarse del litio y destruir el modelo económico más exitoso de América y un ejemplo para el mundo entero de como un presidente del pueblo pudo sacar a más de un millón de personas de la pobreza extrema.

Es esa reunión Carlos Mesa, un expresidente, decidió quien no podía, Adriana Salvatierra presidenta del Senado, asumir la presidencia del país, y decidió quien si podía hacerlo, Jeanine Añez. Los integrantes de este conclave paralelo a la Asamblea Plurinacional refrendaron la orden de Mesa inmediatamente y así pasamos de un país democrático a un país con un gobierno de facto, con una presidenta autonombrada, que cobró para serlo, que hizo su propia interpretación de la Constitución y se declaró presidenta del Senado violentando el reglamento e inmediatamente “ipso-facto”, como declaró Añez, “de facto” como señala la constitución.

Se apoderaron de la voz y el voto del pueblo, con la intención clara de destruir a ese pueblo de quien se abrogaron ser sus representantes. Añez debe ser juzgada y sentenciada por sus delitos, pero también deben ser juzgados y sentenciados cada uno de los que participaron en esa mesa de la vergüenza, en esa aberración al Estado de Derecho donde ciertos personajes nefastos destruyeron la democracia y violentaron nuestra Constitución, porque negar la historia nos lleva siempre a volver a repetirla y en Bolivia ya no podemos permitir nunca más la ruptura de la democracia ni la implementación de una dictadura.

Por Tania Y. Escobar